Es necesario recuperar algunas de esas tradiciones locales y abrir centros que las promuevan y las den a conocer, especialmente aquellas que son perfectamente compatibles con la protección y la mejora del medio natural como es, por ejemplo, la apicultura. Y todo ello en un contexto en el que se puedan conjugar la cultura, la tradición, la curiosidad y el entretenimiento.
De acuerdo a ese planteamiento, se crea el Museo Apícola en Castrejón de la Peña (Palencia), que es útil no sólo para los apicultores de la zona y de la Asociación APINORPA, con sede en dicho pueblo, sino también para todas aquellas personas que, aunque nunca vayan a trabajar con las abejas, desean conocer otras formas de vida, pretenden tener un mayor contacto con el entorno y quieren disfrutar de elementos naturales, a la vez sencillos y fascinantes.
El museo tiene su sede en la antigua escuela del pueblo, de unos 200 metros cuadrados cubiertos y amplios espacios al aire libre rodeando el edificio, al pie de la Montaña Palentina.